ASOCIACION MIGUEL BRU
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En el marco de la jornada se mostraron distintas actuaciones y productos realizados durante los talleres. La Asociación Miguel Bru presentó el video realizado en el taller de producción audiovisual y radiofonía infantil que la entidad dictó desde el mes de marzo del corriente. El taller estuvo a cargo de Alberto Mendoza Padilla y Jorge Jaunarena y se realizó todos los martes al mediodía, en el marco de la promoción, difusión y protección de los Derechos de los Niños, Niñas y Adolescentes. Participaron alrededor de 12 niños y niñas de entre 8 y 13 años.

Ambos talleres tuvieron como principal objetivo el potenciar las capacidades expresivas de los chicos y chicas y fortalecer a través de la comunicación la identidad de los actores territoriales como sujetos de derecho.

Según sus capacitadores, desde los talleres se apuntó a “que los niños y niñas puedan apropiarse de la teoría y las técnicas del medio audiovisual, radial y de la comunicación y poder utilizarlos para analizar los diferentes mensajes que por ellos se emiten y que puedan construir los propios a partir de sus intereses”.
La dinámica del taller se centró en el trabajo grupal e individual, considerando el conocimiento como un proceso colectivo, a través de la puesta en común de lo producido.

Desde el 2005 y en el marco del Proyecto de Desarrollo Integral, desarrollado por la AMB, el proyecto “Casa de Oficios y Cultura de Parque Patricios”, tiene como finalidad generar un espacio de contención para jóvenes en situación de vulnerabilidad social de la zona sur de la Ciudad de Bs. As. y el conurbano, promoviendo su inclusión social, mediante la capacitación en oficios, la conformación de cooperativas de trabajo y la promoción de espacios culturales. Este espacio nació hace tres años y está coordinado por el actual vicepresidente de la AMB, Lucas Mac Guire.

El trabajo que se realiza en la Casa de Cultura y Oficios es resultado de la articulación de la Asociación Miguel Bru junto a organizaciones como el SERPAJ, el Proyecto Adolescentes Bajo Flores, el Programa A la Salida, el Centro Profesional 9, la organización Tinta Roja, entre otras entidades con las que se trabaja en red en post de un objetivo común.

Esta vez el cierre del año contó con bandas de Rock and Roll, Heavy Metal y Hip Hop, conformadas exclusivamente por los chicos y chicas de los talleres de guitarra, bajo, teclado, batería y canto que se desarrollaron durante el último año. Tocaron formaciones de covers de Hip Hop, Rock Pesado, Rock Nacional, y solistas que hicieron versiones de Bob Dylan y Charly García entre otros.La presentación y locución del evento estuvo a cargo del taller de Radiofonía. También se expusieron trabajos de Serigrafía desarrollados durante el año en el taller de “Diseño, Serigrafía e Imprenta”.

Para finalizar, se entregaron los certificados de la Casa de Cultura de los cursos y talleres de 2008.

Tanto para la Fiscalía, representada por Gabriel Sagastume, como para el particular damnificado –representado por los letrados Marcelo Ponce Nuñez, Ernesto Martín, Pablo Oleada y la Asociación Civil Miguel Bru (AMB)- quedó claro en el transcurso del proceso de enjuiciamiento que la víctima no opuso resistencia cuando los policías lo detuvieron, y que fue esposado y posteriormente ejecutado de un tiro en el estómago, el 21 de junio de 2002 en la puerta de una casa en 121 bis y 84 en pleno mediodía. El hecho de que Mauro haya estado esposado al recibir el disparo que le dio muerte fue considerado por el Fiscal como un agravante para determinar la condena, si bien determinó que este hecho no era suficiente para considerarlo un homicidio “calificado”. Así, pidió tras su alegato, 20 años de prisión por homicidio simple. Por su parte, el particular damnificado sí consideró este hecho y pidió prisión perpetua para ambos imputados.

Mauro Martínez

La defensa, representada por Verónica Garganta y María Vigorelli, como era de esperar, mantuvo la versión de que se trató de un supuesto acto en legítima defensa de un tercero, y desestimó todas las declaraciones de los testigos que pasaron por el juicio, inclusive la de los tres policías que acompañaron a Luján Martínez e Ismael Gauna a detener a la víctima el día del crimen. Asimismo, las defensoras intentaron revalidar el testimonio de un testigo condenado por falso testimonio en este mismo caso, Pedro Luque, que no fue visto en el lugar por ninguna otra persona salvo los imputados. En su alegato omitieron pronunciarse sobre cuestiones fundamentales como el hecho de no explicar por qué falta el proyectil del revolver 32 que supuestamente Mauro habría disparado a Gauna, y pretendieron relativizar las pruebas y evidencias obtenidas durante la investigación. De esta manera pidieron la absolución, para Martínez por la legítima defensa y para Gauna por falta de participación en el hecho.

Sobre el final de los alegatos se dio la palabra por última vez a ambos imputados. Entre lágrimas y sin mostrar arrepentimientos, Luján Martínez volvió a sostener que Rosa Bru y la asociación que preside habrían armado esta causa junto a los medios de prensa para “arruinarle la vida a policías honestos”. Esta fue la segunda vez durante el transcurso del juicio que dedicó largos minutos a injuriar a una referente de la lucha por los derechos humanos ampliamente legitimada. El Tribunal lo escuchó atentamente una vez más y no hizo ningún tipo de corrección. Ante esto, la Sra. Bru. se retiró de la sala. Consultada acerca de este incidente, planteó que “es insultante que los acusados del crimen se llenen la boca diciendo que se le arman causas por venganza, olvidando que sus mismos compañeros dieron todas las pruebas necesarias para que sean imputados por el crimen”. Cabe destacar tanto la Fiscalía de la investigación, el Juez de Garantías, la Cámara de Garantías y el Fiscal de Juicio, sostuvieron como fundamentos en sus resoluciones que los funcionarios policiales declararon que nunca vieron el arma de Mauro, y que no se enteraron en ese momento de la “supuesta” herida de Gauna, con la que se intenta validar la teoría del enfrentamiento.
“Como en varios casos de gatillo fácil, como el de Jonathan Mesa, Darian Barzabal, Daniel Migone, Maximiliano Diaz Subils, entre otros, no solo debemos enfrentarnos al encubrimiento policial sino también a la ineficiencia del estado, que plantea para los casos de gatillo fácil investigaciones llevadas adelante por la misma policía, y ahora se suma también que tenemos que escuchar el señalamiento de los asesinos acerca de que le armamos una causa para justificar porque están ellos en el banco de los acusados. Hay algo que sí es cierto, y quizás a eso se refiere Luján Martínez cuando nos acusa: si la Asociación Miguel Bru y los abogados que con ella colaboran no hubiera intervenido en este caso, sin ninguna duda la muerte de Beto hubiera quedado impune”.

La familia de la víctima y la Asociación Miguel Bru recibieron el apoyo de varias entidades que se presentaron como veedoras en las audiencias, como el Comité contra la Tortura, APDH, HIJOS, Secretaría de DDHH de la Municipalidad de La Plata, Secretaría de DDHH de la Facultad de Periodismo de la UNLP; Secretaría de DDHH de la Pcia. Bs. As, Centro de Protección a la Víctima, Ministerio de Justicia de la Nación, Programa Antimpunidad, Madres de Plaza de Mayo, entre otras.

El primero en presentarse en la mañana de ayer ante el tribunal fue el ex policía e imputado Enrique Luján Martínez, quien ratificó tal y como lo hizo desde el principio del caso, haber sido el que efectuó el disparo que dio muerto a “el Beto”. Distintas son las versiones de los testigos que dieron su testimonio días pasados, y que aseguraron haber visto el momento en que Ismael Gauna, el otro acusado, realizó el disparo mientras la víctima se encontraba tendida en la calle y esposada. Luján Martínez sostuvo que se vio obligado a disparar para defender a su compañero Gauna, quien según su versión había recibido un disparo en la pierna mientras forcejeaba con “el Beto” luego que este saliera corriendo de la casa de los Fiol. Tampoco condice su testimonio con el resto de los testigos que afirman que el Beto no estaba armado, y que se había entregado a la policía pidiendo que lo detuvieran y que no dispararan frente “a los chicos”- por los hermanos Fiol, testigos también en este caso; quienes coincidieron con sus declaraciones en que mauro no estaba armado y se había entregado con las manos en alto.

En varios tramos de su declaración y ante la mirada sorprendida de varios de los presentes afirmó entre lágrimas: “el único delito que cometí es vestir con honor el uniforme de policía”, a la vez que acusó a la Sra. Rosa Bru de ser la responsable “del armado” de esta causa que lo involucra a él, a Gauna y a Marcelo Palomo, un policía que se encuentra imputado por el asesinato de Miguel AngelSerrano, de 19 años, atropellado en Los Hornos el 3 de julio de 2007, previas intimidaciones y amenazas. “Palomo es uno de los policías mas completos de la ciudad de la plata, a quien admiro y respeto”, afirmó Luján Martínez.
Desestimó en reiteradas ocasiones a todos los testigos que se presentaron en las audiencias previas, diciendo que son “testigos inventados” y que aún no se explica porque está involucrado en este caso, insistiendo en acusar a Rosa y Néstor Bru, presentes en el salón del Tribunal de haber inventado este caso para perjudicarlo.
Rosa Bru, presidenta de la Asociación que patrocina a la familia de la víctima junto a los abogados Ernesto Martín, Pablo Oleaga y Marcelo Ponce Nuñez, aclaró que el imputado parece olvidar que hoy está en el banco de los acusados por los elementos de cargo que se desprenden “de las declaraciones de personal policial de Villa Ponzatti y de sus propios compañeros.” Además cabe recordar que la investigación estuvo a cargo de la UFIi 2, en la que no tuvieron ninguna ingerencia los representantes de la familia y la asociación patrocinante. Para acusar a ambos policías la fiscalía tuvo en cuenta las declaraciones del personal policial, en las cuales siempre estuvo presente el defensor de Lujan Martínez.
Por otro lado, el imputado restó valor a las evidencias recogidas en el lugar. Según sus palabras, un auto que se encontraba en el lugar “habría sido corrido”, a cuyo dueño había ordenado que “se fuera para adentro”. Según su testimonio habría desparecido el proyectil que supuestamente se habría salido del arma que ellos le atribuyen a la victima, adjudicando esta desaparición “a que pasaba mucha gente por el lugar”, cuando eran cinco policías que participaban del procedimiento todos sumamente armados y con amplia experiencia.
Luego declaró Ismael Gauna, quien sostuvo la misma versión que su compañero para explicar el homicidio. Además explicó que se había negado a concurrir a buscar a Beto Martínez en el operativo policial ya que había estado dos años en disponibilidad acusado por Beto por apremios ilegales, pero que tuvo que ir porque no había más oficiales en la comisaría del dique donde prestaba servicios. Cabe recordar que Beto Martínez es el segundo testigo que fue asesinado tras declarar en la causa por el asesinato y la desaparición de Miguel Bru. El primero fue Horacio Suazo, quien poco después de un careo con Justo López (uno de los policías condenados por la muerte y desaparición de Bru) fue fusilado por efectivos en un supuesto enfrentamiento.
Gauna, al igual que su compañero afirmó que no hubo testigos en el supuesto enfrentamiento que tuvieron con la víctima, a pesar de haber sido en pleno mediodía. Tampoco pudo explicar porque el padre de los Fiol fue a denunciar la presencia de Beto Martínez en la casa de sus hijos a la comisaría tercera donde el prestaba servicios, cuando la cría. De villa Ponzatti queda a la vuelta del domicilio; y porque si la víctima era “un hombre muy peligroso” fue a golpear la puerta sin haber sacado el arma.
Con respecto a la herida de Gauna tuvieron contradicciones y las tienen con anteriores declaraciones, ya que Lujan Martínez en su momento dijo que Gauna no rengueaba, que no sangraba y que no era evidente la lesión de su pierna.
Por otro lado deslizaron la idea de que la jurisdicción de Villa Ponzatti era una zona liberada para que se ocultaran los delincuentes, en un intento de justificar por qué no se habría dado aviso a esta seccional policial de que se iba a realizar este procedimiento en su jurisdicción a la que ingresaron de manera clandestina.

Entre otros testigos declaró ayer el hermano menor de los Fiol, los dos jóvenes que vivían en la casa donde “El Beto” se encontraba escondido. Su testimonio tomó tintes muy dolorosos cuando contó cómo recuerda lo que pasó: “de afuera se identificó Gauna y le dijo salí. Beto salio con las manos en alto, diciendo “no tires”. No tenía armas. Nunca llevaba armas a mi casa por una promesa que le había hecho a su madre que había fallecido hacía muy poco. Nos dijo “bueno quédense acá tranquilos que voy a salir”. Cuando escuché todo lo que pasaba crucé corriendo la calle y lo vi en el piso, me quise acercar, lo quise abrazar pero no pude… los nervios el miedo… yo tenia catorce años.” Luego comentó que cuando lo llevaron a la comisaría para que declare nadie le leyó lo que habían escrito, cuando es una obligación que así sea y un derecho que tiene el testigo de saber si es correcto el contenido de lo que firmará como su propia declaración. Así, la defensa de los imputados intentó sin resultados, tomar esa declaración pasada para intentar desmerecer su testimonio.

Se presentaron ante el Tribunal también varios vecinos del lugar, quienes se mantuvieron en sus dichos, a pesar de encontrarse sin ningún tipo de protección legal aún cuando manifestaron un explícito temor por lo que podría ocurrir posteriormente a su declaración. Dos de ellos dijeron haber visto a El Beto muerto en la calle, y cómo Gauna se fue caminando y apareció un rato después rengueando y con dos armas que entregó a la comisaría de Viila Ponsati que ya había llegado al lugar.

Por otra parte declaró a pedido de la parte que defiende a la víctima, la Dra. María Andrea Nombs, médica de la Asesoría Pericial Forense. Su presencia fue solicitada para consultarla acerca de la herida que Gauna presentaba en la parte baja de su pierna, y que él atribuye a un disparo ocasionado por Mauro Martínez en un supuesto ataque que lo llevaría a actuar en su propia defensa. De todo esto surgieron varias cuestiones que llevarían a pensar que Gauna se habría autolesionado para simular el enfrentamiento. Entre otras cosas el hecho de que cuando esto supuestamente ocurrió, el imputado se presentó ante un médico de guardia de un hospital público, cuando según lo marca el procedimiento de la fuerza se requiere para el caso un reconocimiento médico legal que realice el informe correspondiente. No obstante esto se presentó en un centro público donde se le extendió un certificado que advertía con escasa precisión “herida de arma de fuego”.

Asimismo no se le realizaron placas ni radiografías de la herida y no se extendió ningún tratamiento posterior a la sanación, con lo cual la Dra. Norms aseguró que podría inferirse que la herida fue de características leves, abrasivas, sin presencia de compromiso óseo ni vascular. Tras una revisación realizada por la perito en los mismos Tribunales, se pudo saber que la herida que muestra la fotografía adjunta en la causa no condice con la revisación que ella misma efectuó sobre las cicatrices que presenta el imputado Gauna, remarcando además que “no me coincide el certificado con las lesiones que acabo de ver”. Por otro lado advirtió que las cicatrices podrían ser anteriores o posteriores al hecho que dio muerte a Mauro. Remarcó a su vez que de tratarse de un disparo de las características que relatan los imputados, el proyectil tendría que haber quedado en el lugar del hecho y no hay registro de ellos. Esto viene de la mano de la grave irregularidad observada en la causa acerca de que al momento de llegar el personal policial encargado de la investigación no encontró ninguna de las tres armas que los imputados involucran en el caso.

El próximo lunes a las 9 horas darán su versión los acusados Gauna y Martínez, cerrando así la etapa de declaraciones en este juicio.