Con el testimonio de sargento Castillo, comenzó a deshacerse el pacto de silencio entre los acusados.
Categoria: Noticias
Esta mañana se desarrolló una nueva jornada del debate oral y público, en el juicio que se le sigue a cinco ex policías1 de la comisaría 9º por torturas seguidas de muerte y omisión de evitar torturas, a Daniel Oscar Migone el 5 de noviembre de 2005. El caso es patrocinado por la Asociación Miguel Bru. El debate continúa recién el próximo martes.
El testimonio relevante de la jornada fue el de Hugo Oscar Castillo, otro de los policías que estuvieron en la comisaría esa noche. Tras una extensa declaración plagada de amnesias e impresiciones, el Presidente del TOC 4, el Juez Juan Carlos Bruni tuvo que recordarle - como ya debió hacerlo con otros policías que pasaron por este juicio, que para incurrir en el delito de falso testimonio no es condición mentir, sino también omitir datos relevantes para el curso del debate. El martes 21 de mayo se reanuda el debate a las 9.00 hs donde entre otros está previsto que declare Claudio Jaidar, quien por entonces era el comisario de la 9na, un verdadero cuadro de la bonaerense, quien después de lo ocurrido en su comisaría con Daniel fue ascendido a la jefatura División Departamental de Investigaciones.
En la jornada de hoy, también prestaron declaración tres radioperadores que explicaron cómo se realiza el procedimiento cuando se recibe una denuncia en esa radio estación de policía. También el hijo del dueño del bar al que Migone solía concurrir luego de liberarse de su trabajo.Pero fue sin dudas, el testimonio del funcionario policial Castillo, el que más atención provocó entre las partes, el Tribunal y los asistentes. En principio recordó aquella noche como normal. Según él, esperaba a que le sean asignadas las tareas cerca de la oficina de guardia, sin que nada le llamase la atención hasta que Migone fue hallado en el calabozo. Si bien su frase de cabecera fue, “no sabría decirle”, o directamente “no recuerdo”, fue impreciso en sus recuerdos, hasta que acorralado por el interrogatorio del particular damnificado, admitió haber escuchado “patadas, golpes y gritos que venían de los calabozos del fondo”.
Luego paulatinamente se fue soltando y admitió que él y otros cuatro funcionarios se dirigieron por orden del imputado Díaz Zapata a buscar a Migone, supuestamente para llevarlo a cuerpo médico, y fue allí que lo habrían encontrado sin vida. Según precisó, en esa oportunidad las llaves las llevaba el imputado Espósito. A pedido de la fiscalía, del representante de la familia Migone, así como de la defensa del imputado Tolosa, y con la anuencia de las otras partes, debió leérsele casi íntegramente la declaración que realizó durante la investigación, con motivo de las enormes diferencias en el relato, así como las innumerables omisiones. Allí Castillo realizó una serie no menor de aportes para echar luz sobre la muerte de Migone y sus responsables. Aportes efectuados a poco de ocurrido el hecho, y que hoy selectivamente olvidaba o tergiversaba. Con el aporte de Castillo, varios de los imputados quedaron todavía mas comprometidos.
1 Lo imputados son Daniel Guillermo Espósito; el imaginaria de calabozos Carlos Ariel Tolosa; el jefe de turno, Capitán Marcelo Fabián Falcón; el teniente Luis Díaz Zapata y la oficial de servicio, María Valeria Maciel.
2 El TOC 4 está compuesto por los jueces Juan Carlos Bruni (Presidente), Emir Caputo Tartara y Ernesto Doménech.
Constantes lagunas entre los testigos del gatillo fácil.
Categoria: Noticias
En la sexta audiencia del juicio contra cinco ex policías de la Comisaría Novena, imputados por torturas seguidas de muerte contra Daniel Migone, declaró un detenido que afirmó que tras lo sucedido, fueron encerrados para que no pudieran hablar con nadie. Mañana declaran otros policías de esa comisaría, la misma donde torturaron, asesinaron y desaparecieron a Miguel Bru el 17/8/93.
Fabián González estaba detenido el 5 de noviembre de 2005, cuando Daniel apareció asesinado en la celda de contraventores de la novena, una hora después de haber sido detenido. En su relato González dijo que ningún detenido dio instrucciones al resto de lo que tenían que declarar, en coincidencia con otros testimonios de la semana pasada. Recordemos que el testigo que fue procesado el miércoles por falso testimonio, había querido deslizar la versión de que uno de los detenidos armó un complot para acusar a los policías. Además aseguró que cuando vieron el cuerpo de Daniel tirado en la celda de contraventores “nos encerraron y ni siquiera pudimos hablar con nadie”, aseguró.
Además declaró Aníbal Serrano, el policía que acudió por una denuncia a una casa donde Daniel estaba pateando la puerta. El funcionario contó que llegó con el oficial Fuertes en su móvil y encontraron a Migone en la vereda quejándose de que su novia estaba adentro y no lo quería recibir. Fuertes entró a la casa y luego le aseguró a Daniel que “la chica estaba con otro y no lo quería ver”. Hablaron largo rato con él para convencerlo de que se fuera. En ese diálogo, Daniel les contó que trabajaba en una pollajería, que tenía dos hijos y que quería mucho a la chica. Finalmente se fue. Lo siguieron, vieron que pedía un helado y seguía su camino.
Poco después los efectivos fueron llamados a la comisaría a través del radio. “Vi que había muchas corridas y bajé” dijo Serrano. Dentro de la novena, se enteraron que un detenido “se había ahorcado” y que era el mismo de la denuncia de un rato antes. “Sacaron a una persona y la subieron a la caja de otra camioneta que manejaba Prato. Fuertes fue en la caja con el cuerpo. Yo en otro móvil los acompañé hasta el Hospital San Martín”, detalló.En coincidencia con las declaraciones de los demás policías, para preguntas precisas no recordó detalles importantes, argumentando que esa noche ”no prestó atención a lo que pasaba”. Al ser interrogado sobre quien les ordenó ir a cuerpo médico, o quien les dijo que Daniel se había ahorcado, no se acordó de nada, mostrando un desinterés llamativo y poco creíble, como si la muerte de Daniel hubiera transcurrido como un hecho insignificante dentro de la dependencia.
Nuevo juicio por gatillo fácil en la misma comisaría donde mataron a Miguel. Por Laureano Barrera para Cosecha Roja.
Categoria: Noticias
El martes 14 a las 10 de la mañana continúa en los tribunales de La Plata el juicio contra 5 ex policías acusados de torturar hasta la muerte a Daniel Migone en la Comisaría Novena. Ocho años de lucha y reclamos le llevó a la familia y a la Asociación Miguel Bru para llegar al juicio donde probar la verdad. Una semana con cinco audiencias donde se deshizo la versión policial que sostenía que Daniel se había ahorcado con su campera de jean y quedó probado que fue asesinado, asfixiado por un tercero, tal como aseguraron los forenses. Largas jornadas donde los ex detenidos expresaron su temor y aseguraron que las golpizas en la Novena eran habituales; a la par que relataron como reclamba Daniel porque lo querían hacer cargo de un robo que no había cometido. Un procesado por falso testimonio, policías que “perdieron” la memoria -acreditado con certificados psiquiátricos- y donde los tres bonaerenses que lo detuvieron no pudieron sostener los motivos por los cuales llevaron a Daniel a la Novena esa noche, ni como apareció mas tarde el Nextel que le sacaron en la comisaría dentro de un auto que, según la versión policial, habría sido forzado por la víctima.
A una semana del inicio del juicio, compartimos esta crónica que cuenta la trama del caso y como era Daniel, escrita por Laureano Barrera para Cosecha Roja.
Nuevo juicio por gatillo fácil en la comisaría que mataron a Miguel Bru
El 9 de noviembre de 2005, a las 23:55, Daniel Oscar Migone entró a la comisaría 9na. de La Plata con muy buena salud. No podía siquiera sospechar que dos horas más tarde estaría muerto. Siete años y medio después de aquella noche, luego de una investigación judicial plagada de obstáculos e irregularidades, comienza el juicio contra cinco policías sospechados de haberle dado muerte: Daniel Guillermo Espósito; el imaginaria de calabozos Carlos Ariel Toloza; el jefe de turno, Capitán Marcelo Fabián Falcón; el teniente Luis Díaz Zapata y la oficial de servicio, María Valeria Maciel. Los cien testigos del juicio desfilarán por los tribunales orales platenses a lo largo de toda la semana. “Lo único que esperamos es que se haga justicia, y que se conozca por qué secuestraron a mi hermano y lo mataron”, le dijo Marita Migone, la hermana de Daniel, a Infojus.
La comisaría 9na. de La Plata carga con un antecedente funesto: allí, el 17 de agosto de 1993, fue torturado y asesinado el estudiante de periodismo Miguel Bru, cuyo cadáver hicieron desaparecer. La Asociación que entonces impulsó su madre -que lleva su nombre y hace años asesora a familiares de víctimas del gatillo fácil- patrocina a la familia de Migone. “Desde la Asociación esperamos que tras ocho años de lucha en una causa llena de obstáculos finalmente el poder judicial brinde el respeto y consideración hacia el dolor de los familiares de otra víctima de la violencia de la policía provincial”, dijo Rosa Bru.
Daniel
Daniel Migone no tuvo una vida sencilla, pero era uno más entre tantos otros. Aunque no era fanático, iba de vez en cuando a ver a Gimnasia y Esgrima de La Plata. Le gustaba el deporte, y a pesar de que no era demasiado alto, había llegado a jugar al básquet en ese club platense. Toda la familia disfrutaba de la actividad física: Oscar, su padre, había jugado al fútbol de joven y salía a trotar regularmente. Su hermana Marita nadaba largas horas. Y su hijo Pipo jugaba al fútbol infantil en Talleres de Provincial. Daniel lo llevaba a los partidos y lo acompañaba a practicar al parque Saavedra o la plaza Islas Malvinas.
Daniel era introvertido y le costaba contar lo que le pasaba. Durante la adolescencia “había tenido algunos problemas”, recuerda ahora Marita. En su adolescencia había estado detenido por robo y conocía los códigos carcelarios. Empezó a trabajar ayudando a su padre en el estudio contable, hasta que fue empleado como repartidor en “Ave Plata”, una fábrica de pollo en la que llegó a ser encargado de cobranzas. Tuvo de muy joven a sus dos hijos, Pipo y Andrea, con una mujer que se fue a Brasil: pasados los treinta, Daniel volvió a vivir en la casa de sus padres. Después conoció a la mujer que podría ser una de las claves en el desenlace de su muerte: Natalia Villalba.
El relato policial
Migone fue detenido a las 23:40 de la noche en la calle 61 entre 15 y 16 de La Plata por la policía bonaerense. Unos quince minutos después fue ingresado a la comisaría 9na. Según la versión que montaron los uniformados, en una hora había robado los pasacasetes y otras cosas de tres autos vacíos, aunque tenía el cargo de encargado de cobranzas en la pollajería y ninguna necesidad aparente de cometerlos. El primero fue un taxi: Di Salvo, el chofer, llegó antes que Daniel a la comisaría y los efectivos se lo mostraron antes que la rueda de reconocimiento. La segunda fue una mujer cuyo auto estaba en la cuadra que lo detuvieron: se sabría más tarde que a ella le mostraron los objetos robados antes del reconocimiento formal. El tercer auto profanado lo encontraron a la vuelta los efectivos por pura vocación: el teniente Luis Díaz Zapata ordenó a sus hombres un rastrillaje en la zona. En la cabina del vehículo encontraron un teléfono que le pertenecía a Daniel. Sin embargo Toloza, el imaginaria, declararía que cuando llegó a la dependencia, entre sus efectos personales le habían requisado su nextel: el mismo que luego apareció en el auto.
En el calabozo, en una maniobra que los abogados patrocinantes aún no pueden explicarse bien, Daniel ató la manga de su campera al cuello y al parante de un camastro que está a 30 centímetros del suelo. Así se habría ahorcado según la versión policial. A la 1: 40, Espósito lo fue a buscar para la revisación médica y lo encontró “agonizando”. Lo llevaron –siempre según la versión policial- a la guardia del Hospital San Martín, a quince cuadras de la comisaría, para salvarle la vida. Los policías que lo trasladaron dijeron en la guardia que había tenido una sobredosis, y luego, un ataque de asma.
Sin embargo, la jefa de guardia Beatriz Galindo no creyó en las versiones de los uniformados y tomó resguardos aquella noche. La tanatología –la especialidad que interpreta los rastros de la muerte en los cadáveres- le dio la respuesta: deshidratación de los ojos, rigidez cadavérica. Lo asentó en el libro de guardias, prueba vital del juicio. En su declaración testimonial sostuvo que “no es un caso de aquellos que no llegan a salvar y se les muere (…) el muchacho ya hacía rato estaba muerto”.
El examen de la autopsia fue el cachetazo de gracia para la coartada policial. En él se consignan “excoriaciones” en la clavícula, el codo derecho y la pierna izquierda, además de traumatismo de cráneo y un hematoma “azul-violácea” en el testículo derecho. La conclusión del estudio es tajante: la muerte “de quien en vida fuera Migone Oscar Daniel se produjo a consecuencia de asfixia mecánica por compresión del cuello, con traumatismo craneoencefálico previo, presentando además, traumatismo escrotal y cuya mecánica es compatible con el accionar de un tercero”.
Su ingreso no quedó asentado en los libros de la dependencia, y las autoridades judiciales supieron de su detención después de que estaba muerto. Llevaba una remera blanca con mangas rojas que decía “granja los dos hermanos”, un pantalón blanco de grafa y medias grises. Era morrudito, con rulos muy pequeños y tenía ojos “tipo turco”, recuerda su hermana Marita. Tanto que en una época le decían “ojitos”. En la autopsia, con tono más frío e impreciso, se lee que tenía “cabello corto castaño oscuro entrecano, barba rasurada de 1 o 2 días, talla 1.66, peso aproximado de 75 a 80 kilos, edad de 35 a 40 años, nariz, boca, orejas medianas, ojos amarronados, dentadura en buen estado de conservación”.
El equipo jurídico de la Asociación Miguel Bru, que patrocina a la familia Migone, tiene otra hipótesis sobre las razones que condujeron a Daniel a la muerte: un lío de polleras. La sospecha es que Natalia Villalba, la mujer con quien estaba con Migone, tenía también una relación con Maximiliano Martínez, el jefe de calle de la seccional. La mujer negó cualquier affaire con ellos, pero la familia y otros testigos de la causa los sostienen. Los propios detenidos, aquella noche, contaron que Daniel les dijo que lo estaban “empapelando” -armándole una causa- por robo de automotor porque su mujer salía con un policía de la 9na. Toloza, uno de los imputados, testificó que en la comisaría se comentaba de la relación entre Villalba y el hombre fuerte de la Brigada.
El sueño de los justos
La investigación judicial sobre la muerte de Daniel Migone es un ejemplo palpable del espíritu de cuerpo que tienen ciertos fiscales y jueces en La Plata con la policía bonaerense. La agente fiscal Leila Aguilar, mantuvo la pesquisa durante tres años a fuego mínimo.
Los abogados de la familia pidieron pericias, cruces telefónicos, declaraciones testimoniales, documentación. La fiscal Aguilar se mostraba muy parsimoniosa. Durante una audiencia con Teresa –Porota, la madre de Migone- y Rosa Bru, la fiscal le dijo que sabía que habían matado a su hijo, pero que nunca se iba a conocer el culpable. Y le dijo a Porota una cosa más: que el problema era su abogado. Eso decidió a los abogados a pedir su apartamiento. En el pedido de recusación –al que accedió Infojus- se enumeran 28 pedidos de pruebas que fueron muy dilatados o ni siquiera llevados a cabo por la fiscal. El juez de garantías De Aspro lo aceptó, pero él mismo no se apartó de la causa. El expediente cayó en manos de los fiscales Roberto Berlingieri y Marcelo Martini. Fue peor: pidieron la elevación a juicio sin siquiera cumplir las últimas medidas de prueba que había pedido Aguilar.
La Asociación y la familia apelaron la elevación a juicio de una investigación que consideraban inconclusa y recusaron a los nuevos fiscales por elevar la causa “sin leer el expediente”. El trámite duró tres años hasta la Sala III del Tribunal de Casación Provincial, consideró que la elevación a juicio “resultaba prematura”. El juez de Garantías Néstor De Aspro fue apartado pero su reemplazante, Marcela Garmendia, rechazó la recusación de Berlingieri y Martini. A pesar de las recomendaciones de Casación, los fiscales tomaron una sola medida –constataron que un testigo había fallecido- y volvieron a elevarla a juicio.
Ni Aguilar, ni Berlingeri ni Martini siguieron nunca la hipótesis de la mujer que Migone y el policía tenían en común. La insistencia de la querella obligó a la jueza Garmendia a abrir una nueva causa para investigar las causas por las que Daniel Migone fue detenido, que aún está en instrucción. “La investigación fragmentada por el móvil de la detención, impide imputarlos por secuestro ilegal y torturas seguidas de muerte, como nosotros creemos que fue. Hubiera sido muchísimo más fácil probarlo, y solamente con su muerte ya se los podía condenar. Ahora hay que acreditar las torturas, aunque en la autopsia están más que claras”, se lamenta Fabio Villarruel, abogado de la Asociación Miguel Bru.
La familia y sus letrados recuerdan que también hbaía otros nueve efectivos en funciones la madrugada en la que mataron a Daniel. Entre ellos, el entonces comisario Claudio Jaidar, miembro selecto de los autoproclamados “Porongas” de la vieja policía Bonaerense, que quedó fuera de la imputación “por un milagro de la ciencia jurídica”, apuntan desde la Bru. Incluso fue premiado con un ascenso a la jefatura de la División Departamental de Investigaciones. Allí tuvo un subordinado muy singular: el capitán Norberto De Luca. En los pasillos de los tribunales platenses todos conocían de su relación sentimental con la fiscal Leila Aguilar.
Los imputados por la muerte de Migone cada vez mas comprometidos.
Categoria: Noticias
Este viernes declararon los tres policías que detuvieron a Migone, y no lograron ponerse de acuerdo en sus versiones sobre los hechos. También declaró el testigo que intervino en el procedimiento en el que hallaron dentro de un vehículo violentado un teléfono Nextel que pertenecía a Daniel, y a partir de allí también le imputaron ese hecho. Estuvieron presentes en la Sala veedores de distintas organizaciones como la APDH, Madres de Plaza de Mayo y representantes de la Secretaría de Derechos Humanos de Provincia. Las audiencias se reinician el próximo martes a las 10.00 hs en los Tribunales de 8 entre 56 y 57.
La noche de la muerte de Daniel el oficial Pratto junto al imputado y por aquel entonces oficial de control de patrullas Díaz Zapata, recorrían la ciudad en un móvil policial. Según refirió este viernes el primero, los oficiales Ayala y García que estaba en otro vehículo avisaron por radio que habían aprehendido a una persona. Quienes previamente se habrían encontrado con un taxista que les habría informado el robo de un estereo. Hasta aquí, los tres policías Pratto, Ayala y García que dieron su testimonio ayer, lograron coincidir en las versiones. Una vez en la comisaría, uno de ellos acompañó a Migone a la guardia, dónde le tomaron los datos y los objetos personales. Es aquí donde comienzan las lagunas, los fangos y las contradicciones.
Los imputados por torturas seguidas de muerte, Daniel Guillermo Espósito y Carlos Ariel Tolosa, recibieron a Migone. Este último policía, al hacer uso de su derecho a la defensa durante la instrucción, refirió que estuvo presente cuando le sacaron las pertenencias a Daniel antes de que se lo lleven al calabozo de contraventores. Entre ellas se encontraba un celular Nextel, que no solo describió, sino que incluso reconoció como aquel que posteriormente sus compañeros encontraran dentro de un auto violentado. Este teléfono resulta ser clave para el caso, para probar que a Daniel lo estaban “empapelando”, como él mismo le comentó a quienes presenciaron su cautiverio, en referencia a que le querían armar una causa, y muchos testigos que hablaron con él recordaron que se quejaba por esto. El mismo celular apareció casi una hora después en un automóvil al que le faltaba el estereo. Es este uno de los objetos con el que los imputados quisieron justificar la detención de Migone, y su presencia en la comisaría.
Lo cierto es que en la audiencia de ayer los tres policías que declararon como testigos no lograron ponerse de acuerdo. Aparentemente esa noche hubo dos denuncias por robo mas una tercera denuncia que se realizó cuando Pratto, Ayala y García, volvieron a la zona donde aprendieron a Migone minutos después a “rastrillar” por orden de Díaz Zapata, en busca de otros objetos robados. Curiosamente hallaron un auto 147 y cerca de este rodado había abandonados en un cantero, una rueda de auxilio, un stereo y una llave cruz, y en el interior el teléfono celular Nextel que pertenecía a Daniel. Si bien no dejó de ser llamativo también que ninguno de los tres se hizo cargo de haber encontrado el celular, ni supieron explicar cómo fue que lo vincularon con Daniel. A punto tal que cuando se les requirió que expliquen ese punto, preguntándoles concretamente si había dado en ese momento con el dueño del auto, para descartar que no le pertenecía a éste, luego de titubeos, idas, vueltas y contradicciones, uno dijo creer que no, y los otros se debatieron entre el no me acuerdo y el yo no.
Por su parte el testigo, fue categórico en contradecir a los funcionarios policiales, en cuanto a que cuando a él lo convocan para ser testigos, los policías ya habían encontrado lo que le mostraron, que según afirmó era la cerradura forzada, el estereo y una rueda de auxilio un poco más allá del auto. Para después agregar que lo llevaron a la comisaría y mientras esperara un momento en el hall vió como sacaban a una persona “arrastrando hasta afuera” y lo subieron a la caja de una camioneta. No recordó haber visto ningún teléfono celular en el lugar del hecho. Si bien afirmó que mientras él estuvo en la comisaría “todo era normal, estaba todo tranquilo hasta que pasó eso”- dijo.
En la audiencia de este viernes último se vio como funciona, a fuerza de miedo o identidad, el “espíritu de cuerpo o de complicidad”, en la fuerza de seguridad. Liliana García estaba tan nerviosa que hasta cuando los jueces del tribunal le hacían una pregunta sencilla titubeaba, le temblaba la voz, o directamente se quedaba callada, lo que provocó que el Juez Bruni, luego de formularle una pregunta y ante el silencio que se había apoderado de la sala de audiencia, le pregunte “señora ¿por qué no responde?”, y la funcionaria respondió con un lacónico “lo estoy escuchando”. Contrariamente, en todo lo que aparentemente comprometía a Migone y justificaba su detención, supo tener recuerdos tan precisos como “haber encontrado una carpeta negra con un hilo verde”.
No hubo suicidio. Daniel fue asfixiado por un tercero.
Categoria: Noticias
Esta mañana se realizó la cuarta jornada del juicio por la muerte de Daniel Migone en el que se imputa a cinco ex policías de la comisaría novena por torturas seguidas de muerte. Los peritos judiciales Casano y Nons aseguraron que Migone no pudo ahorcarse con su campera de jean, que en su muerte intervino al menos un tercero y que tenía lesiones de tal entidad que pudieron haberlo dejado en estado de indefensión previo a la asfixia. Por su parte, una persona que estaba detenida aquella noche en la comisaría 9na, ratificó además que escuchó el escándalo que hizo para que lo atendiera el oficial. Mañana se reanudan las audiencias a las 10.30 hs en los Tribunales de 8 entre 56 y 57.
Los ex policías Daniel Guillermo Espósito; y el imaginaria de calabozos Carlos Ariel Tolosa están imputados por torturas seguida de muerte. El capitán Marcelo Fabián Falcón y la oficial María Valeria Maciel por omisión de evitar torturas seguida de muerte, mientras que el teniente Luis Díaz Zapata es juzgado alternativamente por ambos delitos. El juicio comenzó el pasado lunes, y está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Nro. 4 compuesto por los jueces Juan Carlos Bruni, Emir Caputo Tártara y Ernesto Doménech. El fiscal es Martín Chiorazzi y la Asociación Miguel Bru es patrocinante de la familia Migone a través de su abogado Fabio Villarruel.
Los médicos forenses Juan Carlos Casano y María Andrea Nons comparecieron en la sala de audiencias en la cuarta jornada de juicio para echar luz sobre las posibilidades en las que pudo haber ocurrido la muerte de Migone. La versión policial trató de instalar la hipótesis de que se había suicidado ahorcándose con una campera de jean, sin embargo esta mañana quedó claro que dadas las circunstancias esta versión no fue posible. Según consta en la autopsia, Migone murió por asfixia mecánica compatible con la intervención de un tercero. Los peritos declararon que no había marcas en su cuello que se pudieran corresponderse a una campera de jean y que la asfixia pudo haberse realizado a través de un mecanismo antebraquial.
Según la autopsia, el cuerpo presentaba graves lesiones al nivel de la entrepierna y el cráneo, lo que según declararon hoy los peritos “pudieron haberlo dejado en un estado de mayor indefensión, en inferioridad de condiciones” previo a la asfixia que lo privo de la vida. Durante la jornada se trató de determinar a qué respondían las escoriaciones en el cuello de Daniel. La defensa mediante sus preguntas trató de inferir que se pudieron haber producido durante el traslado. Pero ambos expertos fueron contundentes en su negativa.
En tanto lo que aportó el ex detenido fue que escuchó cómo desde la celda de contraventores una persona pateaba “de manera vehemente, sistemática y reiterada” la puerta para que lo atendieran. Este hecho fue curiosamente “olvidado” por otros ex detenidos. Lo importante de este detalle es que Daniel exigía insistentemente hablar con el oficial a cargo porque estaban “tratando de armarle una causa”, lo cual sumado a los gritos e insultos puede resultar el motivo inmediato de su trágico final.
Sobre el final las defensas de los imputados nuevamente intentaron instalar la versión que pretendió sugerir el testigo que fuera imputado por falso testimonio el día de ayer, desde donde quieren víctimizar a los torturadores y sus cómplices, al hablar sobre la existencia de un complot por parte de los detenidos para culpabilizar a la policía por la muerte, complot al que se habrían sumado incluso miembros del poder judicial. Todo para ensuciar a uno de los testigos que mas aportó desde su declaración para esclarecer lo sucedido. Sin embargo el ex detenido dijo claramente no recordar que “alguien haya inventado hipótesis para obtener beneficios a costa del personal policial”.