La AMB en el “Espacio de Encuentro MU”
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El lunes 22 de marzo, se llevó a cabo en el “Espacio de Encuentro Mu” de lavaca.org, la charla “Juntos contra la Impunidad”, en la que participó la Asociación Miguel Bru.
La jornada contó con la presencia de Rosa Bru, Vanesa Arruga, hermana de Luciano Arruga, desaparecido en enero de 2009, Julieta Vinaya, madre del joven mapuche aymara Atahualpa Martínez Vinaya, asesinado el 15 de junio de 2008 en las afueras de Viedma y Rosa Rifo, madre de Luís Almonacid, joven asesinado por la policía el 14 de febrero de 2000, en la ciudad de Bariloche.
El encuentro comenzó con la grabación del testimonio de Julio López de cómo fue torturado por Echecolatz. Su desaparición, junto a la de Miguel, Luciano, Atahualpa y Luís, repiten la impunidad, la violencia y la ausencia de justicia de estos tiempos.]Los Casos.
Luís tenia 21 años, cuando fue asesinado por la policía en un caso de gatillo fácil. Vivía en un barrio humilde de San Carlos de Bariloche. Se encontraba con unos amigos en una vivienda a medio construir, cuando un móvil policial los iluminó y comenzaron a disparar al grupo, provocándole la muerte instantánea a Luís. Rosa comentó que se realizó un juicio, y que no se encontraron culpables. La explicación oficial es que fue una “bala perdida”. “¿Qué clase de Justicia existe?”, es la pregunta que se hace Rosa, aunque ella misma contesta que “no hay justicia para los pobres”.
Atahualpa Martínez Vinaya tenía 19 años, cuando el 15 de junio de 2008 fue baleado por la espalda y arrojado en las afueras de Viedma, Río Negro. De origen mapuche-aymara, participaba con su comunidad –y con su madre Julieta- en diversas luchas en busca de la recuperación de territorios y en defensa de la identidad y la dignidad indígenas.
Atahualpa esa noche había salido con un amigo a un Pub de Viedma. Cuando su amigo vuelve del baño, él ya había desaparecido sin que nadie lo haya visto salir. Apareció a 5 kilómetros de la ciudad, con un tiro en la espalda de un calibre 22.Las 2.000 fojas del caso sólo parecen una acumulación de relleno judicial. La actuación policial en el lugar generó más sospechas (o certezas de su participación y encubrimiento) que respuestas, ya que se destruyeron y distorsionaron pruebas. “Nadie dice nada. Nadie vio nada” explica Julieta. Si bien se ofreció una recompensa de 100 mil pesos, ni las casillas de mail ni los contactos telefónicos estuvieron nunca habilitados por la justicia. Julieta interpreta el silencio: “Hay temor a la policía”. Las esperanzas estaban hasta hace poco depositadas en un informe de la Gendarmería, investigando a la policía; “pero el resultado fue una simple trascripción de la causa sin datos novedosos”
Caso Luciano Arruga (click)
Caso Miguel Bru (click)Puntos en común y diferencias
A partir de los casos de Luciano, Atahualpa, Luís y Miguel, se señalaron varios puntos de coincidencia. Por un lado, la actitud inicial de la policía, era querer “ensuciar” o justificar el por qué de la desaparición de cada uno de ellos. En definitiva, instalar nuevamente el “Algo habrán hecho”, motivo suficiente para la desaparición física en la ultima dictadura.
Respecto a la reacción de los medios de comunicación, existe una clara diferencia entre como fue tratado el caso de Miguel Bru en su momento, con como son tratados los casos de gatillo fácil en la actualidad. Actualmente, los medios están más abocados a pedir “mano dura”, reprimir a los “pibes chorros” y criminalizar la pobreza, que la muerte de un joven pobre en manos de la policía “no es una noticia vendible”, según le contestaron desde Clarín a Vanesa Arruga.Por ultimo, las cuatro participantes, remarcaron la importancia de la perseverancia de los familiares y amigos de las victimas en la lucha por el esclarecimiento de los casos. Resaltaron además, cómo a partir de una tragedia personal, se fueron construyendo distintas actividades culturales, asociativas, de promoción de derechos humanos, etc., para evitar que estas injusticias vuelvan a ocurrir.