18
May
2017

Rosa Bru sobre el nuevo jefe de la Policía Bonaerense

Escrito por ambru el 00:31 Agregar un comentario
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“Yo tengo la duda. Si Perroni y Abrigo eran compañeros y usaban el mismo modus operandi, no veo por qué no puedo pensar que el nuevo jefe de policía sepa dónde está mi hijo. Abrigo también fue condenado por el secuestro y la tortura de Roberto Abel Díaz. A pesar de que Perroni no fue señalado en una rueda de reconocimiento pero sí pasó dos años en disponibilidad. Fue compañero de Abrigo, quien fue condenado y murió en la cárcel”. Rosa Bru se manifestó así ante el nombramiento de Rubén Fabián Perroni como nuevo jefe de la Policía Bonaerense.

Perroni fue compañero de Walter Abrigo, uno de los policías condenados por el asesinato del estudiante de periodismo de la Universidad Nacional de La Plata Miguel Bru. Ambos fueron juzgados por torturas y apremios ilegales cometidos entre 1992 y 1993, una modalidad que los agentes de calle utilizaban en la Comisaría Novena de esa ciudad. Aunque todavía no fue designado oficialmente, fue elegido por la gobernadora María Eugenia Vidal para ocupar el puesto del desplazado comisario Pablo Bressi. La denuncia por torturas y apremios ilegales en la comisaría novena y su pase a disponibilidad por dos años lo unen a los policías que desaparecieron a Miguel Bru.

La prácticas cometidas durante los años 1992 y 1993, por las que lo juzgaron en 1997, son similares a las usadas por “los efectivos de calle” de la novena. En aquel entonces, Perroni fue compañero de Walter Abrigo, el policía que murió en la cárcel sin decir dónde está el estudiante de periodismo. En 1992, era oficial inspector y trabajaba en esa comisaría de La Plata. Había sido convocado para investigar a una banda que asaltaba carnicerías. La policía buscaba por esos presuntos robos a Rubén Isidro Silva, de 43 años. Varios agentes allanaron su casa, en 29 entre 514 y 515, en Ringuelet, pero no lo encontraron. A cambio, la destrozaron y se llevaron a Julio César Medina, un amigo del acusado: Medina quedó detenido en la novena.

La novia de Silva alcanzó a avisarle y el hombre hizo la denuncia ante la Justicia por el allanamiento y el secuestro de su amigo. Entonces el juez penal platense Ernesto Domenech ordenó la inmediata detención de Perroni y los procesamientos de los policías Walter Abrigo y Juan Domingo Ojeda, luego de acreditar que en la novena aprovechaban ese tipo de procedimientos para “inventar hechos y cargos”.

Los tres quedaron libres. Un año después, en 1993, con el mismo modus operandi, Miguel Bru, fue secuestrado y torturado hasta su muerte también en la novena. Allí estaba, otra vez, Walter Rubén Abrigo, y Juan Domingo Ojeda, quien era el comisario.

De la novena, Perroni fue pasado a la décima y luego a la División de Delitos Económicos de la Policía Bonaerense. Cinco años después, en 1997, el juez Domenech imputó a Perroni y a Abrigo por “Torturas y violación de los deberes de funcionario público” y ordenó detenerlos. Al primero lo acusó de torturar a Julio César Medina y al segundo a Miguel Bru.

Perroni fue sobreseído, exento de sanción disciplinaria y reincorporado a la fuerza. Ahora es el jefe interino de la Bonaerense.
Sus por entonces compañeros Abrigo y Ojeda, fueron juzgados en 1999 por la desaparición de Miguel Bru, luego del juicio político al ex juez Amilcar Vara, cuya destitución en 1996 permitió avanzar con la investigación. Abrigo y Justo José López fueron condenados a prisión perpetua, acusados de tortura seguida de muerte, privación ilegal de la libertad y falta a los deberes de funcionario público. Ojeda fue condenado a dos años de cumplimiento efectivo de la pena, pero recuperó su libertad con sólo ocho meses de prisión, al igual que el oficial Ramón Cerecetto.

Abrigo murió en la cárcel sin jamás haber revelado dónde están los restos de Miguel Bru y habiendo recibido la condena de 4 años por el caso Díaz. Ojeda, al igual que Abrigo y López, nunca dio un dato que permitiera encontrar el cuerpo de Miguel.

Miguel Bru fue detenido en la noche del 17 de agosto de 1993 por policías del servicio de calle de la comisaría novena -de la cual Abrigo era el jefe, López uno de sus integrantes y Ojeda el comisario-. Según contaron los testigos que estaban detenidos en esa dependencia, lo torturaron y luego se lo llevaron en un auto. A pesar de las 37 pistas surgidas y los rastrillajes realizados en estos casi 24 años, nunca apareció el cuerpo. Su familia, amigos y compañerxs de la Asociación Miguel Bru, continúan buscándolo.