Una jornada que rozó el surrealismo
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Hoy declaró el policía Verón, complicando aún más a los imputados. Además, dio su testimonio la última de las víctimas de los robos que se le trataron de adjudicar a Daniel. Tras el final de una jornada que por momentos rozó el surrealismo, no quedó ni un sólo elemento que vinculara a Migone con los delitos que le imputaron y quedó a la luz el modus operandi del armado de las causas. Las audiencias continúan el día martes a las 9 de la mañana en los Tribunales de calle 8 entre 56 y 57.
El oficial Verón fue señalado por varios de sus compañeros como uno de los policías que estaba en la zona del calabozo de contraventores cuando el imputado Espósito encontró ahorcado con su campera de jean a Daniel Migone el 10 de noviembre de 2005.
Esta mañana Verón prestó su testimonio. Cuando llegó miró a los acusados, y tras un guiño de ojos con Espósito se sentó frente al estrado. Se confesó torpe y bruto, para excusarse de las constantes evasiones a las preguntas de las partes. “No se qué es lo que quieren preguntar”- repetía constantemente, como tratando de entender. “Sólo queremos que nos responda concretamente lo que le estamos preguntando.” -le aclararon desde el Tribunal.Según contó, el Oficial bajó a la Comisaría con ganas “de ir al baño porque estaba descompuesto” -al tiempo que aclaro sin que nadie se lo pregunte-, “que si no fue a una estación de servicio, fue porque todos sabemos cómo están esos baños”. Antes ingresó hasta el Casino de Oficiales por una puerta que debía estar cerrada con llave, pero que en ese momento estaba abierta. Allí lo vió a Espósito yendo hacia el calabozo donde tenían demorado a Daniel, para que el oficial Fuerte lo llevara al cuerpo médico por indicación del imputado Díaz Zapata. “Se me lesionó el preso”- contó que le dijo después de abrir con la llaves la puerta del calabozo. Entonces Verón se arrimó hasta ahí y lo vio tendido en el piso. Él es la única persona hasta ahora que refirió que lo vio con la campera de jean atada al cuello. De hecho reconstruyó la escena con una persona que estaba entre el público, hecho que sin duda será determinante para este juicio, porque quedó muy graficada la idea de la imposibidad de que alguien se pueda ahorcar de esa forma, descontando claro que las pericias forenses ya determinaron que Daniel murió por asfixia mecánica compatible con la acción de un tercero y que tenía signos de tortura.
Entonces Verón salió corriendo “como un torpedo” a pedir ayuda, según él mismo contó. Llamaron a una ambulancia y volvió hacia el calabozo detrás de sus compañeros, el oficial de control de patrullas Díaz Zapata y el oficial Pratto, que en su declaración de la semana pasada omitió mencionar al imputado. Allí también estaba Toloza. La campera ya no estaba, o si, pero no en su cuello, no lo recuerda muy bien. Y de allí en más nadie sabe qué pasó con la prenda. Lo cierto es que el testigo dice que llevaron a Migone al hospital “en un acto humanitario” y que desde ese momento tiene “un punto ciego” y no recuerda nada más.
Ante tanta ida y vuelta, pero sobre todo antes tantas precisiones desfavorables para la situación de los acusados, la defensora Crucet acercó su oído a Toloza y pidió al Tribunal dar una información que podría explicar porqué el testigo no sabía decir muy bien algunas cosas; es que había sufrido una tragedia familiar- que ventiló en el juicio- que quizás le estuviera obnubilando el recuerdo. Sin embargo cuando fue preguntado por los Jueces sobre esta posibilidad, el testigo dijo claramente que no, que no era eso, sino que se sentía un poco responsable por lo de Migone. ¿Y esto porqué? Le preguntó el Presidente del Tribunal. Y respondió con algunas otras evasivas para finalmente decir que no había podido hacer nada para salvarlo, y que tal vez fue su error sacarlo para llevarlo al hospital.
Para este punto el testigo respiraba con cierta dificultad. El Señor Agente Fiscal Martín Chiorazzi, el representante del particular damnificado y la defensa de los imputados estaban enervados de preguntar una y otra vez las mismas cuestiones obteniendo raramente alguna respuesta. De hecho la Dra. Crucet hasta intentó con lo que podría haber sido un chiste sexista o una confesión de parte, para ver si el testigo reaccionaba; “Verón no vaya a pensar que estoy elucubrando, mis preguntas son muy sencillas, no me da la cabeza para tanto, soy mujer”- afirmó para sorpresa de las presentes. Aún así, Verón seguía algo confundido aunque finalmente logró salir de la sala sin demoras, no sin antes claro está, abrir y cerrar puertas con los vientos huracanados que surcaban su angustiosa mente.
Después declaró la última de las personas afectadas por la seguidilla de robos que aquella noche le cargaron a la cuenta de Daniel. Así, la Sra. Armenti dijo que “estaba declarando porque me habían robado algunas cosas del auto, y en eso hubo un alboroto en la sala de espera y hubo corridas. Después vi que las mujeres policías estaban llorando. Les pregunté por qué lloraban, y me dijeron que había muerto el detenido. Estaban preocupadas porque los iban a investigar”- recordó. Además dijo que el auto tenía sangre en la parte de afuera de la carrocería del lado del conductor (según la autopsia, Daniel no tenía heridas sangrantes en ninguna parte del cuerpo). Reconoció también como suya la calculadora que un testigo hoy ya fallecido y supuesta víctima de otros dos robos que la policía quiso endilgar a Migone había reconocido como de su pertenencia. Este testigo- cuya declaración hoy se incorpora por lectura a la causa- supo reconocer falsamente como propia no sólo la calculadora sino también el estereo que pertenecía a la señora Armenti.
Pero lo más sorprendente para todos los presentes, fue sin lugar a dudas cuando le volvieron a leer a la testigo el testimonio que aquella misma noche le tomaron los hoy imputados y por aquel tiempo auto heregidos en investigadores (del suicidio que acababan de consumar) respecto de la muerte de Migone. Ese día le hicieron firmar una declaración dónde aparece escrito como un textual suyo que, “pudo saber que a razón de varios delitos ocurridos en la zona, efectivos policiales habían aprehendido a una persona de sexo masculino de nombre MIGONE DANIEL OSCAR, quien en circunstancias en que la dicente se encontraba en la oficina, puede observar que un efectivo policial manifestó que el aprendido quien se hallaba muy alterado, ya que gritaba diciendo que quería salir, que no había hecho nada, había atentado contra su vida”.
El Tribunal, en la persona del señor Juez Ernesto Domench, le preguntó esta mañana si supo el nombre de quien estaba detenido por el supuesto robo de su auto. Su respuesta fue contundente :“No, no lo supe”. Y así fue que voló por la sala de audiencia la respuesta a muchas preguntas que el lector podrá inferir con sencillez tras todas estas pistas ¿Cómo habría ido a parar a la declaración de la señora Armenti el nombre completo de Daniel?
A Daniel le armaron la causa del teléfono
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Novena Jornada del Juicio por la muerte de Daniel Migone
En la jornada de hoy declaró la dueña del auto dónde habría aparecido el celular de Daniel y quedó demostrado que fue un objeto “plantado” en la escena para sumarle otra causa por robo que justificara su detención. También declararon una empleada administrativa, una médica y una enfermera del Hospital San Martín y volvieron a ratificar que Migone fue ingresado muerto al nosocomio. Estuvieron presentes veedores de la Comisión Provincial por la Memoria, la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP y la Secretaría de Derechos Humanos de la Provincia. Las audiencias continúan mañana viernes a las 9 de la mañana.
Es por el juicio que se sigue contra cinco ex policías de la comisaría 9na imputados por torturas seguidas de muerte y omisión de evitar torturas*. Tras nueve días de debate la versión policial que intentó instaurar que Daniel se había suicidado con su campera de jean está cada vez mas desarmada. Esta mañana declararon tres trabajadoras del hospital San Martín y coincidieron en que la policía llegó aquella noche en una camioneta, diciendo que traían a un paciente. “Cuando me acerqué, noté que no era un paciente, era un óbito”- dijo la neurocirujana, primera persona en entrar en contacto con él. “Tenía midriasis bilateral, estaba en paro respiratorio, cianótico (azulado) y su piel estaba fría”- recordó “Todo esto daba la impresión de que el paro no lo hizo frente al hospital sino antes”. Además dijo que uno de los policías le comentó que lo traían de la calle y que podía tener una sobredosis porque estaba “muy drogado”, aunque momentos después dijo que en realidad venía de un calabozo de la comisaría. Al tiempo que afirmó que mientras unos policías sostenían que Daniel se encontraba en esa situación hacía diez minutos, otros afirmaban que hacia cuarenta. Los testigos que pasaron hasta ahora frente al Tribunal, inclusive los policías, dijeron que Migone estaba tranquilo y no tenía siquiera olor al alcohol.
Pero el testimonio mas significativo de esta jornada fue el de la joven que habría sufrido el robo de algunos objetos de su automóvil. La muchacha contó que cerca de las seis y media de la madrugada un vecino la despertó diciendo que la policía estaba con su auto, porque habían tratado de robarlo. “Cuando bajé estaban con un polvo blanco que me dijeron que era para detectar huellas digitales.” Después la llevaron a la comisaría y le tomaron la denuncia por el robo. No se acordó de que le hayan mostrado un estéreo y una rueda de auxilio, pero si recordó vívidamente que le exhibieron un teléfono nextel. Lo importante es que la mujer contó que les dijo que no era suyo después de las seis y media de la mañana, lo que permite reconstruir que el único modo que tuvo la policía de vincular ese celular con un robo- supuestamente obra de Daniel- fue que ellos mismos lo hayan llevado hasta aquel auto, teniendo en cuenta que el imputado Tolosa admitió durante su indagatoria que cuando Migone fue detenido e ingresado a la medianoche a la comisaría tenía el teléfono nextel negro en su poder.
“Siempre fue extraño de creer que sin denuncia previa la policía encuentre un automóvil forzado y justo adentro encuentran el teléfono de Daniel” – sostuvo Rosa Bru. “Desde el principio supimos que esto era una escena armada, hoy comienza a saberse la verdad”.
Por su parte el abogado de la Asociación Miguel Bru Fabio Villarruel comentó tras la jornada que “Quedó demostrado a lo largo de los testimonios y mucho más con la testigo de hoy que a Daniel le armaron la causa del teléfono, que plantaron el celular en un auto para vincularlo como autor de robo también de ese auto. Hace ocho años que esperábamos demostrar esto, y siempre nos hicimos la misma pregunta ¿qué sentido tendría armarle la causa a un muerto? y la respuesta es de una obviedad que estremece, no tenían como justificar que Daniel estuviese en el interior de la comisaria. Esto también demuestra, tal como lo sostuvimos durante ocho años, que de los que están imputados no sobra ninguno, pero está cada vez más claro que no son todos.”
Declaró el ex comisario Jaidar
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Hoy declaró entre otros, el ex comisario Claudio Jaidar. “Estamos muy conformes. Les puso un chaleco de plomo a todos.” comentó Fabio Villarruel, el abogado de la Asociación Miguel Bru, tras su declaración. En esta jornada continuaron las contradicciones entre los testigos, y la defensa de los imputados se muestra cada vez más desunida. El jueves continúa el juicio dónde no se descarta la posibilidad de que declare alguno de los imputados.
Desde el 7 de mayo se está llevando adelante el juicio por gatillo fácil contra cinco policías de la comisaría 9º de La Plata acusados de la muerte de Daniel Migone, ocurrida el 5 de noviembre de 2005 en esa comisaría. Su familia esta siendo representada por la Asociación Miguel Bru. La próxima audiencia será el jueves 23 a las 10 hs en los Tribunales de 8 entre 56 y 57.
En la jornada de hoy declaró la por entonces Jefa de Guardia del Hospital San Martín, la Dra. Galindo. En su testimonio aseguró que Daniel entró sin vida a la sala. “Por la midriasis vimos que era una persona para no reanimar”- aclaró en referencia a la dilatación de sus pupilas. Además dijo que Migone fue ingresado al hospital por personal policial. “Dejaste entrar un muerto”- le recriminó a la neurocirujana que lo recibió. Ella le habrìa respondido “me pidieron auxilio, no sabìa que estaba muerto”.
También prestó declaración el oficial Claudio Luján Fuertes, que fue la primera persona que vio a Daniel esa noche, aún con vida y en libertad. Tras un llamado al 911 el policía se acercó hasta la puerta de una casa donde estaba Daniel, quien le comentó que quería que su novia lo atienda. “El quería hablar con ella.”- contó- “Fue muy respetuoso (…) entrevisté a la chica y no quería hablar con él hasta el día siguiente así que salí y le dije eso y se fue tranquilo”. Lo que contó después es que tiempo más tarde por un llamado de radio, Díaz Zapata le ordenó a él y su compañero Serrano, ir a la comisaría para llevar a una persona a cuerpo médico. Cuando llegó Espósito fue a buscar a Migone y lo encontró ahorcado.
Por su parte el ex comisario Claudio Jaidar, que esa noche estaba de franco, contó que algunos de sus recuerdos son muy “vagos” porque le “afectó mal” el hecho. Según sus declaraciones cuando llegó a la dependencia varios oficiales lloraban tras lo sucedido.
Sin ningún motivo y sin ser preguntado, trató de manchar el nombre de Daniel contando que cuando se notificó a su familia sobre lo ocurrido, el padre de Daniel habría dicho que él mismo lo denunció por violencia. Tras esta innecesaria intervención, fue preguntado por otras circunstancias que no pudo recordar, entre ellas si vio o no la campera dentro del calabozo. Hasta el momento ninguno de los testigos dijo que sacó o desató la campera con la que Daniel se habría ahorcado, si bien lo cierto es que en los hechos no solo retiraron el cuerpo de Daniel para desarmar la escena del crimen, sino que también retiraron la campera. Tal circunstancia quedó acreditada cuando se le exhibieron al excomisario de la 9na, las fotografías tomadas por los peritos que intervinieron aquella madrugada en el lugar, donde claramente se advierte que falta la campera. El comisario Jaidar, atino a balbucear que tal vez en el estado de nerviosismo reinante, alguien la tomó para cubrir a Migone. Todos los testigos dijeron verla a un costado. Jaidar dijo que esa noche Espósito le comentó que no podía desatar “los nudos del torniquete” que supuestamente habría hecho para ahorcarse, pero no sabe quien lo ayudó a sacarla.Contó también sobre el funcionamiento de su comisaría y tampoco pudo decir por qué Daniel no fue registrado ni en el libro de novedades y guardia de la dependencia, ni en el detenidos, ni en el de contraventores, ni se anotició a las autoridades judiciales sobre la detención, sino hasta después del fallecimiento. Tampoco se le notificaron sus derechos, ni los motivos de su detención. Lo cual permite afirmar que estaba literalmente “chupado”, a merced de sus captores.
Además, Jaidar no supo responder por qué esa noche a una de las primeras personas que llamó antes de llegar a la comisaría (desde la puerta según refirió hoy) fué al Jefe de Calle oficial Maximiliano Martínez que esa noche estaba de franco, y que fue señalado por varios testigos como el policía que tenía una relación con la misma mujer que Daniel.
Desde la AMB, se evaluó como positivo el testimonio del comisario. El letrado que asiste a la familia, el Dr. Villarruel afirmó, “teníamos la certeza de que Jaidar no se iba a despeinar y menos aún a comprometer para mejorar la situación de los imputados. Él está en actividad y pretende seguir en carrera. Es una persona en extremo inteligente, quedó eso sin duda de manifiesto, dijo todo lo que necesitábamos que diga y estamos muy conformes, le puso un chaleco de plomo a todos.”- concluyó.
Diálogos
“Murió por asma”- le dijo uno de los policías que ingresó a Daniel al hospital.
La Dra. Galindo lo miró incrédula- “Eso no es posible”.
Entonces el policía le dijo que se suicidó con su cinturón.
Imposible no mencionar en este punto que en febrero de ese mismo año la policía de la comisaría 1º de Berisso asesinó a Christian Domínguez y trató de hacer pasar su muerte por un suicidio con su cinturón, hechos que quedaron desacreditados en el juicio que la Asociación Miguel Bru llevó adelante y por el que fue condenado a catorce años de prisión el ex policía Víctor Gómez entre otros.
Con el testimonio de sargento Castillo, comenzó a deshacerse el pacto de silencio entre los acusados.
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Esta mañana se desarrolló una nueva jornada del debate oral y público, en el juicio que se le sigue a cinco ex policías1 de la comisaría 9º por torturas seguidas de muerte y omisión de evitar torturas, a Daniel Oscar Migone el 5 de noviembre de 2005. El caso es patrocinado por la Asociación Miguel Bru. El debate continúa recién el próximo martes.
El testimonio relevante de la jornada fue el de Hugo Oscar Castillo, otro de los policías que estuvieron en la comisaría esa noche. Tras una extensa declaración plagada de amnesias e impresiciones, el Presidente del TOC 4, el Juez Juan Carlos Bruni tuvo que recordarle - como ya debió hacerlo con otros policías que pasaron por este juicio, que para incurrir en el delito de falso testimonio no es condición mentir, sino también omitir datos relevantes para el curso del debate. El martes 21 de mayo se reanuda el debate a las 9.00 hs donde entre otros está previsto que declare Claudio Jaidar, quien por entonces era el comisario de la 9na, un verdadero cuadro de la bonaerense, quien después de lo ocurrido en su comisaría con Daniel fue ascendido a la jefatura División Departamental de Investigaciones.
En la jornada de hoy, también prestaron declaración tres radioperadores que explicaron cómo se realiza el procedimiento cuando se recibe una denuncia en esa radio estación de policía. También el hijo del dueño del bar al que Migone solía concurrir luego de liberarse de su trabajo.Pero fue sin dudas, el testimonio del funcionario policial Castillo, el que más atención provocó entre las partes, el Tribunal y los asistentes. En principio recordó aquella noche como normal. Según él, esperaba a que le sean asignadas las tareas cerca de la oficina de guardia, sin que nada le llamase la atención hasta que Migone fue hallado en el calabozo. Si bien su frase de cabecera fue, “no sabría decirle”, o directamente “no recuerdo”, fue impreciso en sus recuerdos, hasta que acorralado por el interrogatorio del particular damnificado, admitió haber escuchado “patadas, golpes y gritos que venían de los calabozos del fondo”.
Luego paulatinamente se fue soltando y admitió que él y otros cuatro funcionarios se dirigieron por orden del imputado Díaz Zapata a buscar a Migone, supuestamente para llevarlo a cuerpo médico, y fue allí que lo habrían encontrado sin vida. Según precisó, en esa oportunidad las llaves las llevaba el imputado Espósito. A pedido de la fiscalía, del representante de la familia Migone, así como de la defensa del imputado Tolosa, y con la anuencia de las otras partes, debió leérsele casi íntegramente la declaración que realizó durante la investigación, con motivo de las enormes diferencias en el relato, así como las innumerables omisiones. Allí Castillo realizó una serie no menor de aportes para echar luz sobre la muerte de Migone y sus responsables. Aportes efectuados a poco de ocurrido el hecho, y que hoy selectivamente olvidaba o tergiversaba. Con el aporte de Castillo, varios de los imputados quedaron todavía mas comprometidos.
1 Lo imputados son Daniel Guillermo Espósito; el imaginaria de calabozos Carlos Ariel Tolosa; el jefe de turno, Capitán Marcelo Fabián Falcón; el teniente Luis Díaz Zapata y la oficial de servicio, María Valeria Maciel.
2 El TOC 4 está compuesto por los jueces Juan Carlos Bruni (Presidente), Emir Caputo Tartara y Ernesto Doménech.