A siete años de la Masacre de Avellaneda
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El 26 de junio se cumplieron siete años de los asesinatos de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán, a manos de la policía, en un reclamo por la garantía de derechos básicos en Puente Avellaneda.Hoy, los responsables materiales del hecho ya han sido juzgados, pero los materiales políticos y los cómplices mediáticos siguen impunes, y a punto de presentarse a elecciones para representar “los intereses del pueblo”. Pablo Busero integrante del Frente Popular Darío Santillán y de “Arte al Ataque”, estuvo en De Igual a Igual, recordando el séptimo aniversario de la masacre de Avellaneda.¿ Pablo, pasaron siete años de la masacre de Avellaneda. Cómo pesa esto en lo que hoy es la organización que lleva el nombre de Darío?
La verdad que no pesa tanto el tiempo, sino no avanzar. Pesa que la muerte de los compañeros siga impune, que los que apretaron el gatillo hayan sido juzgados y los que mandaron la orden, (el ex presidente Eduardo Duhalde, Soria, que era jefe de la SIDE en ese momento, la policía de Duhalde) sigan impunes y los dos activos en la vida política.Pesa mucho ese dolor. Que muertes como las de Darío y Maxi, Pocho Lepratti o Fuentealba queden cajoneadas y se separe sistemáticamente la responsabilidad material de la responsabilidad política.Pesa realmente eso, que la muerte de los compañeros que salieron a exigir algo más que justo que era trabajo, salario, salud, educación, para la gente de los barrios haya sido asesinada brutalmente por la policía, y los que dan la orden hoy sigan así como si nada.Darío era una persona muy solidaria. Cuando estaban replegando él ve que compañeros de Lanús con los que el militaba entran a la estación y va ayudarlos porque sabia también que Maxi estaba herido. Y no se escapó, se detuvo a ayudar a Maxi y de atrás Franchiotti con otros policías los fusilaron.
¿Cómo llevan ustedes esa experiencia de lucha y de compromiso?
Nosotros creemos que la mejor forma de reivindicarlos es en el día a día, el 26 es una fecha significativa pero el mejor ejemplo para recordar a los compañeros es en el trabajo día a día, en el trabajo, como Darío también lo pensaba, involucrando toda su vida, el estar en el barrio, el apoyar a la gente, luchar por las cosas que sean necesarias, y darlo todo. Poder entregar, como entregó Darío, todo lo que él tenia por lo que creía que era justo hasta llegar a entregar su vida por el hecho de no permitir que compañeros queden solos.
Pocho Lepratti y Carlos Fuentealba.
Pocho tenia 35 años, trabajaba con los más humildes. Coordinaba talleres para niños, y daba clases de teología. El miércoles 19 de diciembre, harto de que la policía dispare contra pibes y mujeres, se subió a la terraza de la escuela Nro. 756 del Barrio Las Flores, donde colaboraba con la preparación de la comida. Intentó parar la represión, pero un policía del móvil Nº 2270 del comando radioeléctrico de la ciudad de Rosario disparó directamente contra el cuerpo de Pocho. La bala de plomo se alojó en la traquea y lo mató.Carlos fue fusilado en Arroyito, localidad situada en las afueras de la ciudad de Neuquén, el 4 de abril de 2007, mientras participaba de una movilización docente junto a otros compañeros. Fue alcanzado en la cabeza por una bomba de gas lacrimógeno durante la represión policial ordenada por el gobernador Sobisch, contra los maestros que cortaban la ruta 22 reclamando mejoras salariales.Al igual que con Darío y Maxi, los responsables materiales de ambos asesinatos fueron juzgados, pero los políticos no. La impunidad alcanzó a estos tres militantes y arrasó con sus vidas, pero no con sus voces y su gente.