Violencia por partida doble
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La causa de Darian Barzábal, el joven asesinado hace un año dentro de un patrullero, fue elevada a juicio sin hacer lugar a los pedidos de prueba de la Asociación Miguel Bru (AMB) y el Colectivo de Investigación y Acción Jurídica (CIAJ), sus entidades patrocinantes. La causa de Christian Domínguez -también patrocinada por la AMB- por su asesinado hace tres años en la Comisaría 1° de Berisso, cambió por cuarta vez de Fiscal. A sólo un mes de haber comenzado el 2008, las instituciones judiciales no dan tregua al asombro de quienes buscan en ellas la consumación de un acto de justicia.Que los fiscales de la resonante causa Barzábal- Laura D’Gregorio y Sergio Delucis- hayan decidido hacer oídos sordos a reiterados pedidos de pruebas de parte de las organizaciones, apresurándose a cerrar el caso e imputando solo por encubrimiento a claros partícipes del homicidio del jóven, demuestra la falta de compromiso y decisión en la búsqueda de verdad y justicia.
El hecho de que cuatro fiscales distintos hayan pasado por la causa de Christian Domínguez, implica no solo la dilatación de los tiempos de una justicia que sabe tomarse vacaciones, sino que también explica la clara alevosía con que los fiscales cobijan la impunidad policial y de esta manera amparan y garantizan la cómoda reproducción del gatillo fácil y la violencia policial.Así, no sólo somos y seremos víctimas de la violencia diaria proveniente de los agentes de la fuerza de seguridad, sino también de la violencia ejercida por el mismo poder judicial que encubre, se asocia y garantiza la violación a nuestros derechos mas elementales.
La Asociación Miguel Bru, conjuntamente con otros organismos como el Ciaj y la APDH, vienen pidiendo desde el año 2005 la creación de Unidades de Investigación Especiales, que investiguen casos donde la policía esté involucrada, para que no sea esa misma fuerza la encargada de investigar sus propios crímenes. Nos preguntamos cuántas muertes más tendremos que soportar, hasta que ya sea mucho más que alevoso, que los fiscales no tienen independencia ni intención, cuando se trata de investigar ni mas ni menos que a la policía, sus compañeros de trabajo.
El descreimiento general en las instituciones tiene cada día mas cimientos desde donde sostenerse. La violación sistemática del principio de imparcialidad que deben observar los fiscales en el desarrollo de sus funciones es cada día más una asunto teórico. Seguimos sumando pruebas a nuestro doloroso historial, que demuestra de manera implacable que no nos equivocamos al decir que no hay maldita policía, sin maldito poder judicial.